Una
edificación abandonada, de un Santiago periférico, evidencia en sus paramentos algo
de resistencia temporal, el tiempo se alberga en ellos, el tiempo se camufla
como patina opaca, manto que encubre el espacio, que lo cubre de la luz y lo aísla al lugar de las tinieblas y
penumbras, allí donde suelen habitar los sin vida, los que han sido vaciados de
toda verdad, elaborando toda una imagen estética de lo oculto, la noción de
principio, la noción de base seria aquí ruinosa.
Aquí
luz y arquitectura se cruzan, huellas temporales quedan suscritas sobre un
soporte bidimensional, Huellas de fuego, la lumbre del hogar, residuos emotivos de su fulgor, de un cobijo
extinto. Antagónicamente a esta veladura ahumada aparece un signo lumínico, la cual
brilla y resplandece en esta ausencia. La palabra aparece aquí en primera
instancia como un objeto, objeto lumínico que genera el efecto resplandeciente
y sublime, devela esta imagen muerta, la activa. Luego es más lenguaje, como
tal su significado, remeciendo su carácter ontológico.
Impresión
ciega de Ruina / Humo y Luz de Neón sobre papel, 180x130 cm.aprox.